lunes, 8 de marzo de 2010

EL PODER DE LAS PALABRAS

De acuerdo con la Terapia Racional-Emotivo-Conductual del Dr. Albert Ellis, los pensamientos, las conductas y las emociones están interrelacionadas y se influencian unas a otras de forma poderosa.
Esto quiere decir, que si nuestros pensamientos se centran en situaciones dolorosas, nos sentimos tristes y actuamos con poco vitalidad; si nos sentimos enojados, podemos juzgar mal las conductas de otros y actuar a la defensiva; si actuamos impulsivamente, podemos juzgarnos negativamente y sentir arrepentimiento. Estos tres elementos siempre van de la mano influenciándose entre sí.
Esta relación estrecha nos da un poder de auto-control muy interesante, pues quiere decir que tan pronto cambiamos nuestros pensamientos derrotistas por otros sobre un futuro próspero nuestros sentimientos se llenan de esperanza y nuestra conducta se vuelve más asertiva y más productiva.
Cuando decidimos pensar que las personas que nos rodean tienen algo bueno para nosotros, las recibimos con una actitud amable, escuchamos con más apertura y logramos establecer acuerdos más positivos en nuestros negocios.
De igual manera si me esfuerzo en pensar que hay varios caminos para alcanzar lo que quiero, que puedo cambiar mis métodos una y otra vez para llegar a donde quiero, entonces mi conducta es más flexible permitiéndome mayor capacidad de adaptación, y la frustración no se adueña de mis sentimientos.
Sin embargo, los pensamientos como todo en la vida, una vez ahí, no quieren dejar su lugar; si hemos pensado una y otra vez que no tenemos buena suerte, ese pensamiento se vuelve automático, como sis se formara un surco en la mente que no se puede borrar a menos que venga un pensamiento más fuerte e insitente que ocupe su lugar.
¿Cómo sustituir los viejos surcos? A la mente hay que obligarla y la mejor manera es hablando. Cuando hablo no puedo pensar otra cosa más que la que digo. Si digo que en este día voy a escuchar a las personas hasta que en cuentre algo positivo en ella, si digo que cada quien viene con algo bueno para mi, si digo que voy a poder solucionar todos los problemas que enfrente, si repito que puedo hacer buenos negocios, si digo que puedo cambiar la estrategia mil veces y aún así todo saldrá bien, si repito una y otra vez cosas positivas sobre mis negocios mi estrés disminuye, mis conductas son proactivas, mi emociones son positivas y mis estrategias se aclaran.
Hablar palabras positivas, desde la gran mayoría de posturas psicológicas, filosóficas y religiosas planteantas, es un factor clave para el éxito.
Antes de pensar o hablar de forma negativa deténgase y piense si con ello está contribuyendo al éxito de su empresa o de su vida personal. Haga un esfuerzo por hablar aún aquello que se opone a sus deseos del momento.
Hable positivo y obligue a su mente a pensar, sentir y actuar de forma positiva.

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