viernes, 15 de enero de 2010

AÑO NUEVO

El cambio de año para los que trabajamos dando consulta privada puede convertirse en una experiencia enriquecedora o frustrante dependiendo de la forma en que se asuman los retos.

Aunque mucha gente abandona sus terapias a finales de diciembre y principios de enero, este es un tiempo ideal de planeamiento y reflexión. Ninguna tarea sale bien si no está bien organizada, así, en este tiempo se pueden pensar y escribir todas las cosas que no hacemos durante el resto del año.

Yo aprovecho estas semanas para ver el comportamiento económico del año anterior y hacer presupuestos para el año que entra. Considero cuánto dinero hay que guardar para las temporadas de poca clientela, cuánto es oportuno invertir en mercadeo, cuáles arreglos en infraestructura se necesitan y qué materiales o equipo podría ayudar a mejorar mis servicios.

En este momento se pueden plantear todo tipo de actividades educativas y de ayuda comunitaria, talleres, capacitaciones y actividades para grupos y organizaciones. Es un tiempo muy oportuno para ordenar expedientes, revisa si el diseño de la papelería está supliendo todas las necesidades en el momento de dar la consulta.

Hay dos actividades particulares que hago en esta época que me llenan de satisfacción, me motivan y renuevan mis ideas; sin quererlo, estas actividades me han ayudado a desarrollar un estilo muy personal a la hora de brindar mis servicios. En primer lugar, enero es el mejor momento para llamar y desear un buen año a los amigos y personas lindas que he conocido en mi carrera profesional. También es muy enriquecedor revisar cuáles de los procedimientos aplicados han dado mejores resultados dando terapia. Ambas actividades me ayudan a retomar mis objetivos y a poner el año que comienza en perspectiva.

Ciertamente el cambio de año es un momento de poco movimiento económico en cualquier consultorio, sin embargo, si los objetivos de tu empresa están clarso y tienes la suficiente paciencia para esperar, y la diligencia para producir, entonces pronto verás el fruto de tu trabajo.

Finalizo citando al sabio Salomón:

"El que al viento observa, no sembrará,
y el que a las nubes mira, no segará...
Por la mañana siembra tu semilla,
y a la tarde no dejes reposar tus manos;
pues no sabes qué es lo mejor, si esto o aquello,
o si lo uno y lo otro es igualmente bueno...
Echa tu pan sobre las aguas,
después de muchos días lo hallarás."
(Fragmentos de Eclesiastés 11)

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